

Afortunadamente, rectificar es de sabios, y durante la semana de Reyes pude profundizar en la calidad gastronómica del sitio, bien aconsejado por mi hermano (actual residente en el piso de los abuelos) quien había oído que el establecimiento era ideal para los denominados desayunos (almuerzos) de tenedor. Nos acompañó en la aventura el cuñao Iván. El local, como lo recordaba... una barra con tres taburetes y cuatro mesas. La decoración austero/clásica

Al entrar y descubrir un parroquiano devorando con fruición un plato de bacalao encebollado entendimos que este era nuestro local. Una escueta carta cantada a viva voz por la propietaria y manos a la obra. A pesar del prometedor rabo de toro anunciado nos decantamos por una tapa (monumental) de callos y algo más clásico como la 'Botifarra con mongetes' y 'all i oli'


Los callos muy ricos (aunque los he tomado mejores) y la 'buti' muy rica.... excelentes las 'mongetes'... Rematamos, como debe hacerse en estos casos, con vino con casera, carajillos y chupitos de orujo, vaya lo clásico. Trato familiar y buen precio... Nunca es tarde (42 años) si la dicha es buena... y lo fue tanto que algún día repetiremos!!!
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